Manifiesto del Amor Libre CORCUERA / NOTARI
Braojos de la Sierra, Madrid, a 18 de Enero de 2020
Laura Corcuera y Juliana Notari
Nos encontramos en este pueblo
porque la casualidad no existe.
Hemos caminado juntas siete países.
Decidimos unirnos en una isla de la Mata Atlántica
Ilhabela, Brasil, Sur de América
Somos amantes
Somos compañeras
Somos familia
Somos aldea
Somos libres
Nada es fijo
No queremos propiedades ni ser propiedad
Nada es fijo
Queremos dignidad para todas
Nada es fijo
No queremos nacionalidades
Nada es fijo
Queremos amor y solidaridad
Nada es fijo
No queremos cajas ni etiquetas
Nada es fijo
Queremos llorar y reír
No queremos violencias
Nada es fijo
Queremos vivir en comunidad
Nada es fijo
Somos artistas, comunicadoras y mucho más
Nada es fijo
Somos leales y no fieles
Nada es fijo
Queremos poesía
Nada es fijo
No queremos normosis
Y nada es fijo.
Llevamos varios meses intentando que el gobierno español nos dé una cita previa para obtener un papel llamado “tarjeta de familiar comunitario”, previo procedimiento para tener un Número de Identificación de Extranjerxs. Estamos en la Europa fortaleza. La europa del capital, del racismo y la desigualdad. La intención de romper estas estructuras nos une con más fuerza. Ahora mismo, desde un punto de vista legal, no podemos vivir aquí, en España, sur de Europa.
Nada es fijo.
La paja es materia en expansión que despierta la memoria, produce huella y desafía al tiempo. La materia paja se cobija en forma de casa, nido, papel, ropa o artesanía. La paja sacude el sudor y los sueños que llegan y se van con la marea. La paja protege del sol en forma de sombrero y es de fuego rápido. Habita el estómago de la vaca, que come y digiere dos o tres veces.
La paja se lee en forma de libro y es manejada en múltiples partes del mundo. La paja es cuerpo, fiesta y misterio. La paja es interactiva y cambiante. Es materia seca, es la otra. La paja es la terceridad, una potencia afectiva transformadora. El estado de un cereal, del arroz, del coco o del plátano convierte al tiempo y al lugar en marcos de pensamiento sensibles y modificables. La paja se pega al viento, al sincretismo del gesto, que recuerda y olvida. La materia vuela y arrastra tierra, piedra, agua y polvo al mismo tiempo.
El primer gesto reside en el campo. Este gesto coexiste y habita en la mayoría de los cuerpos del mundo y en su alimentación. La paja se considera un elemento secundario al grano. Pero es igual de importante. En la relación entre la paja y el grano, se encuentra el eterno dilema entre fondo y forma, vida y muerte, realidad y ficción, valor y precio.
En tiempos de capitalismo financiero global, de mercantilización de cuerpos y saberes, de guerras, aniquilación medioambiental y crisis de sentido, la paja es tratada como un residuo. Sin embargo, es un recurso, un alimento necesario para el sostenimiento de la vida.
¿Podríamos llegar a sentir que somos la paja y que la paja es nosotras?
¿Cómo trabajar la otredad desde el reconocimiento, sin resentimiento?
¿Dónde está la aguja en el pajar? ¿Qué significa ver la paja en el ojo ajeno?
Nos mezclamos con otras gentes porque somos parte de esas otras gentes, porque necesitamos sentir, pensar y hacer juntas. De esta manera, entendemos la paja como un imaginario colectivo, una materia activadora de relaciones amorosas e irreductibles, con capacidad para despertar recuerdos, mostrar la belleza de la diversidad, desmantelar la apariencia del caso aislado y reflexionar sobre problemas comunes que necesitan soluciones comunes.
Muchas gracias por estar aquí.
Muchas gracias por acompañarnos en este viaje.